Carnavales

Ahora, por carnavales, los niños se disfrazan para ir al colegio. Y así, disfrazados, han vuelto mis tres nietos del colegio: una medusa, un cavernícola y un Joker. Con esta extraña mezcolanza se acabó la tranquilidad en la casa. La medusa me persigue por todos los rincones para picarme porque, según ella, es de las que pican mucho, mucho. El cavernícola, de tres años, gruñe todo el rato, grrrr, ha entendido perfectamente que con su disfraz el lenguaje no existe, que las cosas aún no tienen nombre. Y el Joker no deja de descojonarse sonoramente, no le basta con la perpetua risa en la cara. Yo he ido al chino de mi barrio a comprarme un traje de hombre invisible, pero el chino me ha dicho que de homble invisible no fablical.