Traigo al blog un microrrelato de Mario Benedetti:
Su amor no era sencillo
Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Me gusta este micro, pero no el verbo “fornicar” (mejor “amar”), y no por pudor o puritanismo, sino porque la palabra fornicar me suena a algo industrial, metalúrgico, a sexo en cadena de montaje. Además, al decir que los detuvieron por atentado al pudor, entenderíamos que su amor no era solo un amor fraternal, amistoso.
Y lo que no cuenta Benedetti es lo que sucedió después:
Él y ella fueron a terapia y se curaron respectivamente de su claustrofobia y de su agorafobia. Por fin tenían el mundo entero para ellos, sin fronteras ni límites, y así vivieron durante un tiempo, felices de no encontrar trabas a su amor, hasta que comprendieron que eran las limitaciones que les imponían sus enfermedades lo que encendía su pasión y les obligaba a ser más imaginativos, y que ahora, pasado el tiempo, su vida era una señora sosa con pantuflas y bata raída de andar por casa. Es por eso que, cogidos de la mano, decidieron ir de nuevo a terapia para decirle al terapeuta que, por favor, les devolviera sus patologías, porque lo que ellos realmente querían era amarse en los umbrales.