―¡Quiero que venga mi mamá a buscarme! ―dice el niño, llorando, a sus profesoras en la guardería.
―Es pronto aún ―le responde una de ellas.
―Tu mamá vendrá después de la comida ―le explica la otra.
Y entonces el niño, con la lógica aplastante de los deseos, grita entre llantos:
―Quiero comer, quiero comer…
ooo
El señor Z está en casa esperando una llamada importante. Se muerde las uñas, va y viene por el pasillo, y cuando ya no aguanta más, deja el móvil en la repisa del cuarto de baño, se desnuda y se mete en la ducha, pues tiene la seguridad de que cuando se halle completamente enjabonado, cegado por el gel y con el vaho escalando azulejos y espejos, empezará a sonar la jovial musiquilla de su móvil.