
Me gusta apuntarme a las maratones populares para llegar el último.
Durante meses me preparo a conciencia siguiendo el plan trazado por un preparador físico y un nutricionista. Porque una cosa es llegar el último y otra muy distinta tener que arrastrarme en la carrera con la cara desencajada de cansancio, o pararme a cada momento llevándome las manos a los riñones, jadeando lastimosamente. Sigue leyendo