Desahógate escribiendo

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© Arno Rafael Minkkinen

Razones para escribir:

Kafka (la literatura como posesión “diabólica”)

“Dios no quiere que sea escritor. Pero no tengo otra elección (…) Mi vida consiste, como de hecho siempre ha consistido, en intentar escribir (…) Odio todo lo que no esté relacionado con la literatura. Las conversaciones me aburren soberanamente. La literatura me posee como un demonio. No tengo intereses literarios: la literatura es de lo que estoy hecho”.

Mario Vargas Llosa (insatisfacción ante la realidad)

«Creo que el novelista es ante todo aquel que no está satisfecho con la realidad, aquel hombre que tiene con el mundo una relación viciada, un hombre que por alguna razón, en determinado momento de su vida, ha sentido que surgía entre él y la realidad una especie de desacuerdo, de incompatibilidad. Si estuviera satisfecho, si se sintiera reconciliado con el mundo, si la realidad lo colmara, es evidente que no intentaría esa empresa de crear nuevas realidades, de crear realidades imaginarias y ficticias (…) Ese hombre es un rebelde, es un hombre en desacuerdo con su sociedad, con su tiempo, o con su clase, un hombre que no está satisfecho con el mundo».

Trinidad Muñoz – pseudónimo- (la vida parece más interesante)

 “Cuando cuento algún pasaje de mi vida, resulta que suena apasionante. Y mi vida no lo ha sido. En absoluto. Sin embargo, su relato parece que sí”.

Juan Marsé (búsqueda de la coherencia, la belleza, la realidad en la ficción)

“Escribo buscando siempre algo que, cada vez más, sospecho no se trata de un placer estético, es decir, ando buscando la conciencia de que hay algo en alguna parte que es o podría ser más coherente, más hermoso y hasta más real que ese conglomerado de ficciones y convenciones humanas que llamamos “la realidad” y que componen la sociedad en que vivimos”

Benjamín Prado (la escritura es anterior a las explicaciones)

“Me da la impresión de que la literatura siempre viene antes que las explicaciones y que, en muchos sentidos, cuando uno se pregunta por qué, ya es demasiado tarde”

Graham Greene (la escritura como terapia)

«Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, los que no componen música o pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del terror, del pánico inherente a la condición humana.»

Manuel Llibre Otero-poeta dominicano- (recrear mundos)

«Escribir es más que una simple excusa para no suicidarse o ahuyentar el miedo, escribir es recrear con el lenguaje mundos independientes que salgan a buscar otros mundos; seres y cosas que buscan otras cosas y otros seres para complementarse».

Toni Morrison (laboratorio  de sentimientos)

«La literatura es un refugio, un lugar donde todo puede ocurrir, donde se puede reaccionar con violencia o sublimidad, donde es bueno sentir melancolía o temor, incluso fracasar, o equivocarse, o amar a alguien, o desear algo profundamente, y no llamarlo por otro nombre, no sentir vergüenza por ello. Es un lugar para sentir profundamente».

Adolfo Bioy Casares (para que nos quieran)

«Yo escribí para que me quisieran: en parte, para sobornar, y también en parte, para ser víctima de un modo interesante. Para levantar un monumento a mi dolor y convertirlo, por medio de la escritura, en un reclamo persuasivo”.

Luis Landero (para vivir dos veces)

“No sé por qué, pero nos produce placer narrar, recrear con palabras lo que hemos vivido. Recrear: es decir, que nunca contamos fielmente los hechos, sino que siempre inventamos o modificamos algo: a la experiencia real le añadimos la imaginaria, y eso es sobre todo lo que nos produce placer (…) De ese modo, vivimos dos veces el mismo hecho: cuando lo vivimos y cuando lo contamos».

Clarice Lispector (para sorprenderse a uno mismo, para descubrirse)

“A veces tengo la impresión de que escribo por simple curiosidad intensa. Es que, al escribir, me doy las sorpresas más inesperadas. Es en el momento de escribir cuando muchas veces soy consciente de cosas, de las cuales, siendo inconsciente, antes yo no sabía que sabía (…) Mis intuiciones se vuelven más claras al esforzarme en transponerlas en palabras. En este sentido, pues, escribir, me resulta una necesidad. Por un lado, porque escribir es una manera de no mentir al sentimiento (…) por el otro, escribo por incapacidad de entender a no ser a través del proceso de escribir».

Ángel González (la escritura como terapia)

«Escribir es una forma de reconocerme. Es el resultado de insólitas sesiones terapéuticas en las que soy el paciente y el médico en una sola pieza.»

José Luis Sampedro (revelarse a sí mismo, enriquecerse)

“En la vida actual y en todas las vidas la literatura da siempre un enriquecimiento al escritor, porque escribiendo uno se revela a sí mismo a fuerza de buscar una manera de decir las cosas o de buscar algo que decir. Eso se encuentra dentro, no hay otro sitio, bien entendido que lo que hay dentro procede en gran parte de fuera, de un fuera que es el producto de uno mirando hacia fuera, proyectándose a sí mismo. La literatura enriquece porque abre ventanas. Mostrar las cosas de otra manera es siempre añadir un enriquecimiento”

Henry Miller (aventura metafísica, viaje de descubrimiento)

«El escribir, como la vida misma, es un viaje de descubrimiento. La aventura es de carácter metafísico: es una manera de aproximación indirecta a la vida misma, de adquisición de una visión total del universo, no parcial.»

Jorge Luis Borges (la pasión detrás de las palabras)

«La idea de que la literatura es sólo un juego de palabras (…) es radicalmente falsa. Lo fundamental es la carga de la pasión del pensamiento que se transmite a través del lenguaje y, diría, a veces, a pesar del lenguaje”

Paul Auster (aliviar tensión)

“A menudo me pregunto por qué escribo. No es sólo para crear obras hermosas o relatos entretenidos. Es una actividad que parezco necesitar para sobrevivir. Me siento muy mal cuando no lo hago. No es que escribir me produzca un gran placer, pero es mucho peor si no lo hago (…) Escribir, en cierto sentido, es una actividad que me ayuda a aliviar la tensión de esos secretos sepultados. Recuerdos ocultos, traumas, cicatrices infantiles… es evidente que las novelas surgen de una parte inaccesible de nosotros mismos”.

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